Wednesday, September 10, 2008


VOLANTINES

En septiembre elevamos volantines y cometas en los cielos arrebolados de nuestra ciudad. Se hacen competencias de quien logra alcanzar las nubes más allá de los bosques de eucaliptus o pinos, más arriba de esas casas encaramadas a los cerros, más lejos que el otro volantinero que amenaza con cortar con su "hilo curado" el tirante del mío.

En verdad es más que un cuadrado de papel colorido y liviano, con una estructura de varillas muy tensas y más que un agitado dibujo en la bóveda celeste de mi puerto. Es mi corazón que se alza sobre miserias y trabajos, al galope sobre el arco-iris y en pos de las gaviotas que en lo alto se burlan de nuestros afanes. Jamás olvidaré ese canto de libertad que sostuvo en sus manos un reo del antiguo cerro Cárcel, en el patio de la misma. Lo ví desde mi ventana y fui cómplice de su júbilo.

Sí, como él somos presos de tantas culpas y errores. ¡Qué daríamos por elevarnos sobre nuestra estatura y ascender a aquellas altas cumbres del amor, por sobre la pequeñez de una mirada llana y sin perspectiva! Necesitamos la visión aérea de la cometa, liberarnos del peso que nos agobia y levantarnos por encima del dolor, para acometer con otra mirada la vida. Sólo Aquél que fue levantado por sobre la Humanidad sufriente y pecadora, puede otorgarnos Su propia mirada, dulce y misericordiosa, para con nosotros mismos y el prójimo.

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