Saturday, March 04, 2006

LOS ASCENSORES DE VALPARAÍSO

Los entendidos rectifican que el nombre correcto de estas casitas con ruedas que se deslizan por las quebradas de Valparaíso, es el de "funiculares". Son elevadores que conducen, entre ruidos de latas y las exclamaciones de los sorprendidos turistas, hacia zonas más elevadas de la ciudad. Los llamados "ascensores" comunican los cerros con el plan. Son muchos y antiquísimos. Es hermoso apreciarlos en movimiento como cajitas multicolores, llevando pasajeros, apenas suspendidos por un cable de metal.

Asimismo es nuestra vida: un diario traslado del cerro de nuestros sueños y altos ideales hasta el plano real de lo cotidiano. Un hilo invisible une ambas acciones humanas: la aspiración espiritual y la cruda realidad. Vivimos en un ascensor, habitamos entre los sueños y el trabajo, entre las alturas y los llanos, consagrados al cielo o a la tierra. ¿Cuál es el elevador que nos conduce de una a otra realidad?

Cada persona tiene su respuesta. Para algunos el trabajo pasará a ser de un medio de subsistencia a un motivo de realización personal. Para otros será el Arte el modo de resolver el dilema, haciendo de éste ese instrumento que les permitirá sublimar la realidad y observarla a través del ojo de la Estética y la creatividad. Hay quienes preferirán la Política como un medio de traer al plano de la vida los más grandes ideales de justicia y libertad para el ser humano. Otros hallarán en la Ciencia su perfecto balance y explicación de la realidad.

Y no faltará quienes creamos que el cable que une la alta esfera de la espiritualidad con el plano material es sencillamente la fe. Ésta es confianza en Alguien superior, creer que somos más que materia pensante, que somos seres creados y necesitados de un elevador que nos lleve al territorio del descanso, el perdón, el amor y la esperanza.

Sin duda los ascensores nos hablan cada día y son algo más que objetos turísticos, pintorescas casitas en movimiento perpetuo.
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